No estoy acostumbrado a lo bueno de la vida y tengo miedo de perderlo, por eso me aferro a este momento, a estos sueños y a estas nubes que quizá se llevará el viento.
Estoy aterrorizado, esa es la verdad y no sé qué hacer con este corazón tan palpitante, tan furioso que se quiere salir, que se quiere detener en este momento para inmortalizar el torrente de emociones que siente.
Quiero salir corriendo y vivir en el egoísmo al que estoy acostumbrado, a mis noches de fiesta, de drogas y sexo con extraños, ahí me sentía seguro y no vulnerable como ahora.
Estoy aterrorizado, esa es la verdad y sé que me estoy entregando en charola de plata pero ¿qué más da? Así es como estoy acostumbrado a vivir sintiendo cada cosa, cada momento, juntando y amagando recuerdos que se convertirán en tesoros de eternidad.
Me duele aquí, señor don apóstol – le dijo Sacramento a Pajabrava, hundiéndole el índice en el costado izquierdo debajo de la tetilla -. Aquí, mire, justo aquí me arde como un demonio. Usted que sabe tanto, ¿me puede decir por qué cuando pienso en cierta muchacha me duele de tal manera el corazón?
-Para eso te lo pusieron en el pecho- lo instruyó Pajabrava-. Según le reveló Yahvé a Samuel, el corazón es el órgano del dolor y del amor, que son una sola y misma cosa. Dicen que cuando se ve abrasado en llamas es señal de fervor divino y que cuando va atravesado por una flecha quiere decir que está arrepentido. Si anda herido de cuchillo es que soporta una de las pruebas extremas a las que somete la vida; si está chuzado por espinas es que aguanta tormento por un amor humano y si sangra es porque lo han abandonado. * La Novia Oscura, pag. 313.
Estoy aterrorizado, esa es la verdad como cuando hay cuarto menguante de la luna y yo menguo con ella y hoy sé que mi corazón anda herido de cuchillo y está coronado por espinas.
