
Ahí tienen que hace mucho que no viajaba en metro y menos por las mañanas (ahí por las 05:30 am). Este fin me tocó ir al pueblo de mi madrecita chula y me regresé el lunes para ir a trabajar y llegué a la estación Indio Verde.
Para empezar había la maaaaar de gente, afortunadamente el tren no tardó mucho pero aun así me dieron mis buenos aventones. Ya bien agarradito del tubo pues me tocó la mera, mera apretadera (deberían hacer una salsa con esa letra: "la mera mera apretadera).
De repente siento una mano curiosa cerca de mi “manojo” (diría mi madre) y yo pues puse mi maleta al frente para no ser toqueteado y tómala barbón que la mano curiosa se fue a mi trasero… o seaaaaaaaaaa!!! Traté de hacerme más y más chiquito (porque delgado difícilmente, jejeje) pero la mano seguían rozándome.
Por fin algo de gente se bajó en La Raza y pensé, yeaaaaah ese rincón es mío y ahí nadie me molestará y tómala barbón ahora no sólo era una mano, eran cuatro, así que terminé bajándome en Tlatelolco todo espantado y gritando “Don’t touch me old man”, por cierto tenía que bajar en Balderas.
Ahora bien, no entiendo. Por qué siempre me pasan esas cosas en el transporte público, dígase metro, metrobus, micro, camiones, combis… bueno hasta los taxistas me la han cantado derecha. O una de dos, o es el común de todos los días o de plano como dicen por ahí: "el hambre está cabrona".
La del metrobus es una historia un tanto graciosa y el tipo en cuestión se llama José… jejeje pero él bien que supo ligar, con decirles que hasta tiene el número de mi celular.

Cómo sea, la moraleja del día es: ES DE MUY MAL GUSTO TOQUETEAR A ALGUIEN EN EL METRO… y en el micro, y en el camión y en la combi y en los taxis.
Moraleja dos: YeYé deja de usar transporte públicooooooo!!!
* Imágenes tomadas del Blog de Rodrigo
Esto no sólo pasa en México, también en España y en quien sabe qué otros lados.
